jueves, 30 de junio de 2011

EVITAR POR TEMOR

"La timidez no es agradable, la timidez te puede detener a  hacer todas aquellas cosas en la vida que te gustarían." - Morrissey
Cuando era adolescente, estaba consumida por pensamientos de aceptación. Estaba más preocupada por ser aceptada y amada. Tenía hambre de validación en cualquier nivel emocional, independientemente de la fuente de la cual procedía o de la confianza que tenía en esa fuente. Este comportamiento fue motivado por el miedo. ¿Era merecedora de la aceptación, del amor? Si o  no, o ¿Era lo que el destino me deparaba? Ansiaba el conocimiento ya que al obtener conocimiento podría superar mi ignorancia. Esto es una motivación común para el aprendizaje de nueva información, pero la motivación era diferente, ya que fue impulsado por un imperativo biológico, no por la curiosidad. Estoy programada para buscar la compañía, este es el mecanismo principal para que la humanidad sobreviva. Los seres humanos somos por definición criaturas sociales pero ¿Qué se debe hacer cuando tenemos miedo de buscar el contacto social? ¿Qué es lo que hacemos cuando el miedo nos lleva a evitar lo que realmente queremos?
Yo era imprudente en mi búsqueda de aceptación y no estaba confiada. No estaba confiando porque tenía miedo a lo desconocido. Aunque ahora sabemos que no podemos exigir certeza, los adolescentes no siempre son tan iluminados. Dejar de lado las inhibiciones tener una comprensión básica en la materia que nos ocupa ya que  debemos analizar la información desde múltiples ángulos.
¿Tomamos decisiones basadas en el impulso, basada en la información que viene del exterior, o cómo se llega a ser selectivo en asuntos del corazón? Dónde está la línea divisoria entre la evitación y la prudencia? Tal vez la mejor solución es aprender a través de la experiencia, ser impulsiva con el corazón en términos de hacer amigos y aprender las lecciones que las relaciones románticas ofrecen.  Creo firmemente que muchas de las lecciones importantes en la vida se pueden aprender indirectamente y no a través de la experiencia porque existen algunas cosas que prefiero no experimentar.
El miedo es la consecuencia de preocupaciones temporales. La evitación es la falta de voluntad para hacer esta distinción. Para dominar realmente el miedo y la evitación, primero tenemos que identificar cuando aparece el miedo. Debemos recordar que la evitación es la respuesta a la manifestación del miedo. Una vez que podamos identificar qué es lo que nos da miedo y por qué, podemos comenzar a entenderlo. ¿Tenemos miedo de conocer gente nueva por miedo al rechazo, a ser juzgado, o por temor a que nuestras expectativas no se cumplan? Una vez que podemos identificar nuestros pensamientos y creencias que llevan a nuestro temor, podemos empezar a desafiar los pensamientos malsanos. Pero hasta que eso se de, seremos prisioneros de nuestra propia evitación.


domingo, 5 de junio de 2011

RESILIENCIA


Durante la vida, nos vamos encontrando dificultades o situaciones que la cambian, por ejemplo problemas familiares o de pareja, de salud, de trabajo o económicos. 
La mayoría de las personas nos acabamos adaptando a estas situaciones, que resolvemos a partir de nuestra forma de ser, nuestros apoyos y nuestras experiencias previas en situaciones parecidas. Esta capacidad personal que construimos a lo largo de nuestra vida para reponernos de una adversidad es la resiliencia. 

Todos podemos ser resilientes, no es un rasgo que la gente tiene o no tiene. La resiliencia incluye conductas, pensamientos y acciones que pueden ser aprendidas y desarrolladas por cualquier persona.

También debe decirse que este proceso personal puede ir acompañado de sentimientos dolorosos como la tristeza o la angustia, pero también de confianza, acompañamiento y fortaleza.

La Resiliencia se construye a partir de unos pilares:

- El sentido del humor: tiene que ver con no tomarse tan a pecho las cosas, relativizar los problemas y poder tomar los retos como oportunidades.
- Cultivar relaciones con los demás, de amor y confianza, que aporten seguridad.
- El conocerse a uno mismo: saber valorar las propias virtudes o fortalezas y reconocer las debilidades, fomentar nuestro talento y buscar la manera de expresarlo.

¿Cómo construyo yo mi capacidad de Resiliencia?
- En primer lugar es necesario aceptar que los cambios forman parte de la vida: cuando las cosas no salen como uno espera, es importante poder aceptar que existen cosas que no podemos controlar; resistirse a esta idea sólo lleva al sobreesfuerzo, la frustración y el agotamiento.
- Una de las maneras más potentes de construir la capacidad de ser resiliente es cuidar de las relaciones con los familiares cercanos, amistades y otras personas. Pedir y aceptar ayuda de personas que te quieren y te escuchan fortalece la resiliencia. Ayudar a otros que te necesitan también es beneficioso.
- No podemos evitar las adversidades, pero sí podemos cambiar cóno nos las tomamos y reaccionamos ante ellas. no ver las crisis como obstáculos insuperables ayuda a enfrentarlas.
- En el trabajo de tu propia resiliencia es necesaria una visión positiva de tu persona: confía en tus habilidades para resolver problemas, recuerda todas las veces que en el pasado has resuelto dificultades. Recuerda cómo lo has hecho.
- Además, puedes aprovechar la oportunidad que la dificultad te da para aprender algo sobre ti, para descubrirte. Esta información te irá muy bien para manejarte con tu presente y afrontar lo que venga en el futuro.
- Es importante dar valor a los pequeños logros cotidianos y resaltarlos ante nuestra tendencia a contemplar sólo aquello negativo o que no nos ha salido bien.
- ¡Cuídate! Es decir, escucha qué necesitas, qué quieres, qué sientes, qué piensas, qué te gusta y busca la actividad con la que disfrutas y te relajas. Es requisito imprescindible para poder enfrentarse con resiliencia a los problemas.
- Sigue adelante, no abandones aquellas actividades que tienen sentido para ti, a pesar de la dificultad.

En resumen, la vida no es estática, el cambio es constante y la adaptación a este se hace necesaria. La confianza en la propia capacidad y dejarse acompañar de quienes nos quieren nos ayuda a enfrentar los cambios con resiliencia. Podemos hacer pausas, para reponer la fuerza, después el camino debe seguir. Si a pesar de intentarlo, ves que te cuesta superar o sobrellevar alguna situación, no dudes en pedir ayuda psicológica.